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Testimonio de David Rodríguez Rivera

Soy David, padre de Daniel Rodríguez, un niño de diez años con hemiparesia izquierda. Daniel nació sano pero a los 11 meses le detectaron un quiste del plexo coroideo sumamente grande y no quedaba más remedio que operarle. En el postoperatorio sufrió un ictus que le provoco la parálisis de todo el lado izquierdo, ¡No podía moverse! En el primer momento nos quedamos en shock, no estábamos preparados para eso, creo que nadie lo puede estar.

Desde un primer momento, nos comunicaron que el ictus había sido muy fuerte y que no nos podrían asegurar si iba a poder recuperar siquiera la movilidad o en qué grado. Pero Daniel poco a poco nos iba a demostrar lo fuerte que era y la enorme capacidad de superación que tenía, dándonos un ejemplo a todos.
Estuvimos ingresados dos meses en el hospital y luego seguimos y continuamos con años de rehabilitación. A los 4 años empezó a andar, la funcionalidad de la pierna poco a poco empezó a responder, pero el brazo es otra cosa, no tiene prácticamente funcionalidad y su mente lo tiene abandonado. Y ahora con diez años, ahí seguimos sin parar. Es un campeón al que le encantan los deportes… No hay nada que le eche para atrás y es un valiente para todo.

Mi experiencia como Padre en todo esto fue al principio de total desorientación, no sabía cómo actuar de ninguna manera, me bloquee porque no entendía porque había pasado esto, no sabía cómo ayudar a mi hijo, me sentía inútil porque creía que no iba a poder ayudarle en nada. Me falto en ese momento alguien que me guiara y me enseñara el camino para intentar ayudar a mi hijo de la mejor manera. Poco a poco lo conseguí, pero tarde muchísimo más que si hubiera tenido a alguien que me aconsejara.

Mi encuentro con la Escuela de Afrontamiento Activo ha sido todo un descubrimiento, creo que es algo que todos los padres necesitamos cuando pasamos por un momento como este, es necesario tener a personas que nos guíen cuando no sepamos manejar situaciones como esta, en la que los problemas y los sentimientos no pueden llevar a bloqueos de los que no sepamos salir por la acumulación de emociones que no pueden embargar en esos momentos. La ayuda de profesionales y de otros padres que han pasado por lo mismo nos serviría de inestimable ayuda en esas circunstancias.

Por mi parte quiero expresar la satisfacción que me ha producido la escuela, ya que me ha servido para entender mucho mejor las cosas por las que pasé y además de ayuda para poder seguir siendo el mejor apoyo para mi hijo.

Atentamente,
David Rodríguez Rivera