Hoy voy a dedicar ésta entrada a todas aquellas personas sin discapacidad que con sus cuidados, su entrega y su dedicación consiguen hacer nuestra «situación» más llevadera al menos lo intentan que no es poco.

Padres, hermanos, esposos e hijos que cuidan y suplen nuestras limitaciones con su esfuerzo y cariño.

Pero a veces, la mayoría de ellas, la asistencia que nos prestan es tan continúa que hasta el cariño más incondicional se ve «sobrecargado» por las circunstancias.

Esta claro, los afectados somos nosotros, las limitaciones están presentes en nuestras vidas pero también ellos se ven condicionados por éstas. Condicionan sus horarios, sus salidas y sus planes por mejorar nuestra calidad de vida.

Éste esfuerzo muchas veces no se valora como se debería ni por la sociedad, ni por nosotros mismos que lamentablemente a veces estamos tan inmersos en nuestro sufrimiento que no no vemos más allá de él….

El otro día, comí con Álvaro Galán psicólogo y paralítico cerebral y antes de contestar a mi entrevista, (la cual publicaré próximamente) salió éste entre otros muchos temas.

Desgaste emocional, desgaste físico son «secuelas» que padecen aquellos que atienden a la «persona dependiente» .

Lamentablemente, las exigencias creadas por nuestro sistema económico muchas veces imposibilitan a nuestros seres queridos a proporcionarnos los cuidados que necesitamos y se ven obligados a buscar otras opciones.

Y aquellos, que a duras penas consiguen conciliar las exigencias para mantener su propia vida con las atenciones que debemos recibir para poder desarrollar las nuestras se ven desasistidos por el sistema antes mencionado.

No, nosotros no tenemos la culpa de sufrir una discapacidad y ellos tampoco de que la suframos.

Por eso ésta pregunta, ¿Quién cuida de los que nos cuidan?

No creo vivir en una sociedad insolidaría, ni egoísta. Por el contrario, creo que la sociedad cada vez ésta más concienciada y sensibilizada con todos los grupos minoritarios, especialmente discapacitados y mujeres maltratadas . Aunque sigue existiendo la desinformación y el desconocimiento.

Por último, una petición a todos aquellos que no viven una discapacidad de cerca. No olvidéis que todos somos pacientes en potencia. Hoy se goza de salud y mañana… Nadie sabe si eso seguirá igual. Ojalá que sí pero nadie lo puede asegurar. Además todos seremos mayores y por tanto dependientes.

¡Aseguremonos de crear las mejores condiciones de vida para el mañana. Independientemente de cuál sea nuestra «situación»!!!!!.

A aquellos, que tienen el poder de aprobar leyes y programas que nos beneficien. Rogarles que recuerden que invertir en el «estado del bienestar». Es no sólo una medida obligada para mejorar nuestra calidad de vida. Sino un medio adecuada para aumentar la productividad, incrementar el empleo y generar riqueza.

Gracias, «cuidadores», por vuestra paciencia y vuestro cariño. Porqué vosotros dibujáis una sonrisa en nuestros rostros.

Porqué vosotros, sois a veces nuestras manos, otras nuestros pies, otras nuestros ojos… Pero siempre nuestro mejor apoyo…