Esta es la última entrada que escribo antes de unas pequeñas vacaciones… La escribí hace tiempo en mi blog personal…
La lista de amigos ha creecido y mi triángulo de la equidad se ha convertido en pentágono gracias a Belén y a Dani pero hoy me siento igual…
Cuando el dolor invade tu cuerpo tu vida se convierte en una guerra abierta entre el dolor, tu cuerpo y tu mente. Junto a él llega el agotamiento, el insomnio crónico la dependencia a pastillas a muchas demasiadas … Sin duda un poderoso ejercito.
Pero lo peor es cuando el dolor es permanente tan permanente que el día que desaparece te parece estar viviendo el más dulce de los sueños y el más feIlz de tus días; Duermes, te confías. Has ganado te ha abandonado y justo cuando bajas la guardia el enemigo ataca de nuevo. Sin piedad con crueldad.
El agotamiento se hace cada vez más fuerte y tu mente se nubla de tal modo que no sabes lo que haces. Y piensas en rendirte y te invade la tristeza y el desaliento.
No eres tú, esa no eres tú.
Tu eres alegre, optimista rendirse? Si sin duda, el camino más fácil es morir.
Entonces actúa tu mente ella es la más fuerte en éste campo de batalla. Viene alguien a rescatarte: Tu memoria.
Y recuerdas, recuerdas, recuerdas todo lo que te hace vivir y lo más importante querer vivir. Aparecen imágenes: La cara de tus hermanos. Las palabras de Marcos la sonrisa de Carmen sus abrazos… Les siguen tus padres esos que aunque no te comprenden la mayoría de las veces lo intentan.
Tus amigos, todos ellos los antiguos y los nuevos. Tantos Carlos, María, Rosa Elena, Laura, Miguel, Agus, Álvaro, Sandra mis Raules… Buenos y malos momentos pero todos compartidos.
Y por último tus sueños y proyectos. «Convivir con espásticidad» y «Convives» y con ellos el triángulo de mi equidad; Sergio y su paciencia, Martínez y su entusiasmo, Raúl y sus palabras de ánimo. A si y las llamadas de padres que quieren que salga ya el proyecto. Entre ellas la de Carlos… Nunca nadie tuvo tanto sin tener nada «cerrado».
Y te das cuenta que ellos son motivos y no causas.
Hace poco alguien me dijo: _ tu vida está llena de causas, proyectos que te quitan demasiado tiempo de las cosas reales_
No son causas, son motivos, son mis armas las que me protegen de ese cruento ejercito que invade mi cuerpo y mi alma…Que saca dentro de mí los peores pensamientos… Hoy una vez más me habéis salvado, hoy una vez más he luchado y he ganado.
El dolor persiste, pero yo he sido la vencedora…
Mi victoria: Recuperar mi sonrisa a pesar de todo. Sin duda, mis motivos son las más poderosas de las armas.