Las circunstancias que nos rodean lo queramos o no, nos marcan y es que eso es, como dijo Ortega: «LA FATALIDAD DEL DESTINO». Nadie elije donde nacemos, cuando lo hacemos o de quien somos hijos. Todas ellas, cuestiones vitales para el desarrollo de un individuo.

Pero como éste mismo filosofo comentó: Siempre podemos elegir y eso es «LA LIBERTAD DE LA VIDA» y es que en el mismo momento que decidimos no elegir ya estamos tomándonos la libertad de indecisión.

Y es que toda vida tienes al menos dos caminos: El primero, el más facil el rendirse a la fatalidad del destino y lamentarnos de nuestras circunstancias; sin ni siquiera esforzarse por cambiarlas. Sin duda, hay cosas que no se pueden cambiar pero todas las cosas son inmutables sino luchamos por cambiarlas. ÉSTE CAMINO ES EL MÁS FÁCIL. SIN EMBARGO, NOS LLEVA A UN ÚNICO DESTINO: «LA INFELICIDAD».

El segundo, el más difícil ponernos andar nuestro camino intentando transformar las piedras del mismo en una carretera que nos facilite la andadura de la vida.

A veces las grandes ventajas nacen de injustas desventajas. Y es que si hay algo cierto en el mundo son éstas paradojas del sino.  

Mi destino vino marcado por una fatalidad que entre otras limitaciones tiene el dolor como protagonista reciente… Sin esa fatalidad yo no hubiera sido quien soy, probablemente no hubiera conocido a quien conozco y seguro no apreciaría de igual modo, los amigos y familia que tengo…

Y es que de una GRAN FATALIDAD nacieron mis GRANDES FORTUNAS  los que me conocéis sabéis que la vida me ha hecho rica aunque las apariencias engañen y los «costes» a veces parezcan demasiado «caros».

«En todo lo bueno hay algo malo y en todo lo malo hay bueno» YING-YANG

«Yo soy yo y mis circunstancias y si nos las salvo a ella no me salvo yo» ORTEGA Y GASSET.

«Luchemos por ser felices, por transformar en fortunas nuestros infortunios… Por no olvidar que la vida a pesar de todo y SOBRETODO es un regalo que tenemos que apreciar cada día» YO MISMA.

A TODOS LOS QUE INVADIS MI VIDA CON VUESTRA ALEGRIA: Mis amigos, mis médicos, mi familia, mis 2 hermanos pequeños… Las personas que desde las asociaciones y/o individualmente hacéis de este proyecto una nueva esperanza para mí y para otros y a los lectores que con cada una de vuestras visitas me recordáis que lejos de estar sola desde otras partes cercanas o lejanas estáis ahí