Es curioso, han pasado más de 20 años y aún recuerdo las sensaciones, las ilusiones, la alegría de tener nuestro primer hijo.

Yo sólo tenía 21 años había tenido 2 abortos naturales. Pero esta vez iba a ser distinto tanto mi marido como yo sabíamos que esta vez iba a ser distinto  que el embarazo iba a llegar a término.

Y así fue… Esperábamos a la niña en febrero sin embargo, yo di a luz en septiembre… 9hs de parto (intentaron retenerlo ya que la niña tenía pocas probabilidades de vivir) hasta que vieron mi vida en peligro y decidieron que no podía esperar más.

La niña nació, (yo sabía que esta vez no podía ser de otra manera) pero pesó 900gr y la tuvieron que meter en la incubadora esos mees fueron largos y angustiosos había nacido sí, pero si sobreviviría o no sólo Dios lo sabía; 11 ingresos en 12 meses… Precauciones extremas a la hora de sus cuidados como por ejemplo el uso de guantes y mascarilla para cogerla…

Ella, era demasiado delicada y no podíamos correr ningún riesgo…

El tiempo iba pasando y ella seguía viva!!! Yo empezaba a perder el miedo a quererla sé que suena horrible ero me había resistido a quererla por miedo a perderla!!! Pero toda resistencia fue inútil pues desde el primer momento que la vimos la quisimos y eso era algo que ningún temor ni resistencia alguna podía evitar…

Sin embargo, el tiempo seguía pasando (ya había pasado un año y medio) y ella seguía sin sostener la cabeza… Los médicos tacharon de neurosis mi preocuapación pero eso no era normal algo andaba mal y nadie me podía convencer de lo contrario….

Por suerte, mi marido era un hombre de recursos y decidimos poner todos nuestros medios en busca del diagnostico, viajamos por toda España a los mejores hospitales (públicos y privados)…

Por fin, uno de esos médicos nos dijo que la niña sufría una parálisis cerebral infantil… Dios el mundo se nos vino abajo y a pesar de eso fue un alivio saber que era lo que pasaba.

Ese mismo médico comentó “Sra, hágase a la idea de que tiene un vegetal por hija y compre una silla crecedera”. No entendí como me pudo decir eso, menos mal que no le hicimos caso, y continuamos de hospital en hospital… En busca de unas esperanzas que parecían no llegar…

Pero las apariencias engañan, las esperanzas  llegaron mi intuición era correcta y otro hombre con bata blanca nos devolvió la sonrisa (mi hija lloraba cada vez que oía gritos y reía cuando jugábamos) como podía ser  un vegetal???

Los años siguientes fueron una lucha continúa: operaciones, estimulación temprana, y fisioterapia diaria.

Nada fue fácil la verdad, mi marido y yo lloramos mil veces, nos sentimos superados otras tantas…

Nuestra hija, en su inocencia nos preguntaba cuando  podría andar sin muletas… Nosotros, en nuestra impotencia la mentíamos deseando que la mentira se convirtiera en realidad…

Creo que ella se desengaño antes que nosotros, sólo ella, sabe cuantas veces ha llorado para ella tampoco fue fácil…

Pero el tiempo seguía pasando y nuestra niña (la vegetal), por la que nadie daba un duro excepto nosotros empezó  el colegio, (a pesar de sus operaciones sacaba los cursos con muy buenas notas), tenía pocos amigos pero muy buenos, tras el colegio el instituto mientras estudiaba daba clases a chicos más pequeños…

Su grupo de amigos crecía… La verdad, más de una vez hemos discutido porqué no paraba!!!

Hace dos decidió marchase a vivir con su padre  (le pillaba más cerca de la universidad)  él y yo somos grandes amigos algo de lo que se siente orgullosa…

Sus hermanos pequeños hacen piña con ella… Y ahora la “vegetal” es la que reescribe nuestra historia se me olvidaba contaros que además de la carrera esta llevando a cabo un proyecto junto a grandes amigos… Su esperanza, combatir la desinformación y sus consecuencias entre sus grandes aliados: sus médicos, esos hombres y mujeres de bata blanca que siempre tuvieron presente que las estadísticas están para romperlas…

Ayer, mi hija Claudia, recibió la llamada de una madre que estaba pasando por el mismo infierno que pasamos nosotros y a pesar de que las llamas parecían abrasarnos salimos ilesos y sin quemaduras…

Ella, sabe que esa madre desesperada cuyo llanto no pudo remediar conseguirá acabar con el incendió… Al menos controlarlo y las llamas de ese infierno lejos de acabar con ella o con su familia les hará mas fuertes…. De eso, estoy convencida