Toc,toc..
Recuerdo cuando siendo aún más pequeño que ahora, mi madre, después de haber escrutado los restos de alimento despreciado sobre mi plato, me miraba fijamente con desaprobación.
Moviendo lentamente la cabeza a los lados con un gesto tierno de reproche.
-¿No te da pena?, la cantidad de niños que se mueren de hambre cada día y tú, dejándote comida…
En aquellas palabras había algo capaz de conmoverme, logrando colorear en mi cerebro acomodado y aturdido las desgarradores imagenes en blanco y negro de criaturas sufriendo por no tener nada con lo que llenar una boca agrietada por falta de agua.
A pesar de reconocer que una parte de mi se revolvía ante cierto desequilibrio en aquella frase, lo cierto es que la mayoría de las veces tragaba con desgana el hígado frito o las jugosas patatas con carne.
Tardé años en averiguar que descompensaba aquellos días mi conciencia global y mi infantil sentido compasivo.
Efectivamente, siempre seremos capaces de encontrar a gente que está mucho, demasiado, todo peor que uno, o cuyos problemas multiplican los nuestros padeciendo sufrimientos inimaginables ante el dolor propio.
Pero tambien hay personas, incontables, cuya vida o condición es mucho más facil y placentera que la que conocemos.
Si no me comparo con los mejores, si no es justo sentirme desgraciado o inferior, pero sí agradecido ante lo que nos ha tocado.
¿Por que compararme con los peores?
¿Por que negar o sentirme infeliz por mi situación, sea la que sea?
Nuestra vida es NUESTRA.
Nuestros problemas son NUESTROS: diminutos, pequeños, grandes o abominables, pero NUESTROS.
PROPIOS.
Y como tal tenemos que actuar.
Puede ser justo o no.
Facil o dificil.
Pero es así.
Si por no dejar restos de comida en el plato lograra que un solo niño en cualquier parte del mundo no muriera de hambre, me comía hasta la porcelana.
Pero creo que esa no es la solución.
La única misión que podemos emprender, es ser conscientes de nuestra propia realidad.
Y desde nuestra silla,taburete, sillón o incluso de pie, con las armas que dispongamos y nos han sido entregadas, luchar por aportar nuestras ilusiones e intentar construir el día a día con pedazos de nosotros unidos por el respeto y la tolerancia.
Solamente así, empezando por dentro, podremos ser capaces de conseguir que el mundo de los demás, sea algo más habitable..
Saludos.