El otro día estudiando la asignatura de psicología social me di cuenta del sesgo cultural tan importante que hay sobre el tema de la discapacidad. Sin duda lo he vivido pero no me había dado cuenta que era un sesgo de origen cultural.

¿Qué es la cultura? La cultura podría definirse como el patrón de prácticas y significados compartidos y trasmitidos interactúan entre sí influyendo en la respuesta de un grupo humano.

Es decir, la cultura es algo que se comparte que queramos o no nos influyen a la vez que nosotros como grupo vamos cambiando la cultura.

Y ahora me pregunto yo ¿qué cultura hemos creado sobre la discapacidad? En mi opinión la palabra discapacidad se asocia a INVALIDEZ= INCAPACIDAD= DEPENDENCIA= VULNERABILIDAD.

Y lo cierto es que si tenemos alguna de nuestras capacidades más limitadas que otras personas no es menos cierto que en compensación también cada uno de nosotros habrá desarrollado capacidades diferentes.

Lo cierto es que la sociedad, ha avanzado y con ello me refiero a avances científicos, el uso de las tics o nuevas tecnologías que han supuesto para nosotros un camino de nuevas posibilidades para desarrollar nuestras capacidades.

Sin embargo, la tradición cultural que se cierne sobre la discapacidad pesa todavía demasiado.

¿Soluciones? El único camino posible es la visibilidad y la demostración de nuestras capacidades en nuestro día a día. Una rutina que a veces cansa, cansa tener que demostrar tus competencias más que otra persona para evitar que sólo te juzguen por una característica de tu persona: Tu discapacidad.

Y digo característica porque la discapacidad no deja de ser eso una sola característica entre muchas otras que nos definen mucho mejor. Yo, por ejemplo soy cariñosa ,constante hipocondriaca ,habladora, extrovertida y además tengo una discapacidad que si bien me limita a la hora de subir un autobús, alarga mis tiempos a la hora de vestirse o de ducharme, me hace  moverme o escribir más lento que la mayoría de las personas… No tengo ninguna duda de que me ha ayudado hacerme más fuerte, valorar más las cosas, ser más disciplinada, comprender mejor a las personas. Y mi caso no es ninguna excepción es más conozco a gente mucho más fuerte que yo, más constante y más trabajadora con discapacidad y sin ella.

El hecho es que como he dicho antes la cultura influye también en nosotros mismos y muchas veces el sinfín de connotaciones que tiene la discapacidad hacen mella en nuestra imagen.

Tal y como yo lo veo tenemos dos opciones:

  • Cambiar la tradición cultural y hacer ver que todos tenemos capacidades y discapacidades (aunque sólo con algunos contemos con un certificado que lo acredite)
  • Dejar que las etiquetas culturales que nos han “caracterizado” ERRONEAMENTE sigan ocultando todo nuestro potencial.

Yo me quedo con la primera y seguro que vosotros también.

Todos unidos seremos capaces de transformar cualquier cosa hasta las tradiciones culturales que no se ajustan a la realidad