Hoy quiero escribir sobre algo que debí haber escrito el lunes pero no me sentía con fuerza.
Y es que José Luis Fernández Iglesias falleció el sábado pasado. Todo aquel que ha oído hablar de él sabe las grandes cosas que hizo por la inclusión de las personas con discapacidad, por su visibilidad.
Puso voz, e hizo reflexionar sobre un colectivo que a veces en demasiadas ocasiones es invisible.
Creo que era un punto de referencia para todos los que le conocíamos.
El sábado, se fue sin avisar…
El viernes, por la noche José uno de mis grandes apoyos y consejeros me llamo para decirme varias cosas: lo contento que estaba con su vida, con sus nuevos proyectos, en ese momento se encontraban Salamanca para ser jurado de unos premios… y para saber qué tal estaba (yo había estado enferma y no había podido ir a una de sus iniciativas). Me dijo que daba igual, que con él no tenía compromisos, que él siempre me apoyaría y que me quería muchísimo. Y es que él me apadrino desde el primer momento que nos conocimos, cuando me hizo la entrevista para el CERMI. es
Era la voz de mi conciencia, dentro del mundo asociativo siempre que dudaba sobre algo recurría a él y a su experiencia… Y gracias a él, siempre me sentí respaldada .
También iba ser jurado del concurso de cuentos de nuestra Asociación y es que una de las mayores cualidades de este hombre, era eso… Siempre estaba dónde y cuándo se le necesitaba…
Su grandeza profesional nunca se equiparará a su inmensidad humana.
Se ha ido un hombre vital, que jamás pasaba desapercibido y es que cuando la brillantez y la humanidad van ligados en un mismo corazón. ¿Quién lo puede ignorar?
Hoy, no quiero destacar su muerte quiero destacar la vida de mi amigo, una persona cuyo recuerdo perdurará entre nosotros y cuya lucha debemos continuar.
Desde aquí, todo nuestro apoyo a su familia.