• Los leones marinos viven en el zoo Río Safari de Elche, Alicante.

Aragón y Curro son dos leones marinos californianos que desde hace cinco años se han convertido en terapeutas eventuales de niños con discapacidades que experimentan mejoras en su trato con estos exóticos y sociables animales.

Los dos leones marinos viven en el zoo Río Safari de Elche (Alicante) y son las estrellas del proyecto de Terapia Asistida con Otáridos-leones marinos (TAO), una experiencia pionera con estos mamíferos marinos con fama de delicados, simpáticos y de buen carácter.

«El león marino tiene algo especial que cuando los niños lo tocan se relajan, incluso los niños que están muy activados», dijo Adoración Morales, psicóloga y directora del proyecto de la Fundación Río Safari, en una entrevista telefónica con Reuters el viernes.

Las terapias asistidas con animales como perros, gatos o caballos son conocidas por el elemento de motivación que aportan generalmente los animales, especialmente con los más pequeños.

En Río Safari de Elche han decidido ampliar la lista de las terapias con animales con los leones marinos, que durante un mes pasan una vez por semana 45 minutos en el agua con 3 o 4 niños con distintas deficiencias.

Tomás Juárez, un niño de 8 años diagnosticado con el Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD) en la categoría de no especificado, terminó acariciando y riéndose con el animal en la última de las cuatro sesiones a las que ha asistido recientemente, acompañado siempre de su padre.

«El año pasado fuimos un día como experiencia y ni siquiera quiso meterse en el agua», señaló su madre, Laura, sobre el primer contacto con esta terapia en la que ha apreciado algunos cambios en su hijo de rasgos autistas con problemas de lenguaje, comunicación y socialización.

«El primer día entró en el agua a hombros del padre… después se fue soltando y aunque no se relajaba del todo estaba contento», dijo Laura, que destacó la empatía que desarrolló su hijo por el león marino y el mayor acercamiento que se estableció entre el niño y su padre durante las sesiones.

«Había un acercamiento mucho mayor. Y no pasa lo mismo cuando están en la piscina o en el mar», dijo.

Más sesiones

No obstante, el limitado número de cuatro sesiones impide mayores progresos de una terapia que aporta beneficios no solo a niños con algún tipo de trastorno, sino también a adultos con daño cerebral o parálisis, según el equipo de la fundación.

Los niños seleccionados para esta terapia complementaria tienen que ser conscientes de que van a tratar con animales, con capacidad para ayudarles a mejorar aspectos de tipo cognitivo, emocional, social y psicomotriz tanto en agua como en tierra, una característica que los diferencia de los también simpáticos delfines.

«En algún caso se ha producido un cambio notable en el vocabulario, y niños que hacían preguntas que no solían. También se ven avances en el nivel de atención, porque los niños se relajan mucho en el agua», manifestó Adoración, conocida como Dori, que también coincide en que un mayor número de sesiones sería más beneficioso.

La interacción con leones marinos en un medio acuático (una piscina descubierta) actúa como facilitador para los niños con problemas de tipo motriz, pero también aprenden a socializarse, a interactuar más y a valorar y respetar al animal.

«Hay algunos comportamientos que perduran en el tiempo y otros que hay que seguir trabajando», dijo Adoración, añadiendo que los leones marinos son una terapia complementaria a otros tratamientos e intervenciones, como logopedia o fisioterapia.

La Fundación Río Safari, creada para desarrollar el proyecto TAO, se encarga de buscar financiación para una terapia que es totalmente gratuita para las familias.

Dado el éxito de la experiencia, el parque ha añadido dos nuevos leones marinos más (Nanú y Nerón) al proyecto para llegar a un mayor número de beneficiarios afectados por TGD (autismo, síndrome de Rett o de Asperger, entre otros), o TDAH (trastorno por déficit de atención con/sin hiperactividad).

Fuente:Reuters