- Artículo de Gual Blasco publicado en EL PERIÓDICO y que por su interés reproducimos.
¿Alguna vez se ha parado a pensar en cuántas personas conoce que viven con alguna discapacidad? El ritmo actual de nuestra sociedad, tan heterogénea como dinámica, hace que la reflexión quede relegada a un segundo plano, para dejar paso a la acción, que en consecuencia, demasiadas veces nace huérfana de una base sólida y por ello, no consigue sus objetivos. Es una paradoja de nuestro tiempo. No es que nos falten foros de debate, sino que nos falla el enfoque.
En el mundo de la discapacidad sucede lo mismo. Hoy existen muchos espacios de reflexión y debate sobre la discapacidad y las personas que conviven con ella. No obstante, la mayor parte de las veces, estos debates ponen el acento en lo que de dificultad comporta la discapacidad.
Por eso, cuando nos planteamos la realización del Congreso Internacional Discapacidad y Desarrollo Social, Frater Castelló y la Universitat Jaume I creímos necesario contribuir al debate sobre la discapacidad desde otro enfoque.
La experiencia de casi cincuenta años de Frater en nuestra provincia, nos ha persuadido de que es tarea de todos aunar esfuerzos para encontrar soluciones eficaces. En esa trayectoria, hace 25 años que Frater gestiona, dirige y alienta el centro Maset de Frater para la promoción e integración social de personas con discapacidad, desde la convicción de que nuestras posibilidades superan nuestras limitaciones. Una intuición que está presente en todos y cada uno de nuestros objetivos y de nuestras ilusiones, en cada una de nuestras actividades y proyectos.
Esa misma intuición nos hace creer que el ansiado cambio de enfoque solo será posible si logramos que todas las personas con discapacidad participen activamente en el debate. Es una participación tan necesaria como justa. Pero para que sea realmente fructífera, el conjunto de la sociedad debe reflexionar sobre un punto: la necesidad de impulsar el reconocimiento social y el valor añadido a la propia discapacidad y a las personas afectadas directamente por ella. No en vano, estas personas contribuyen eficazmente al progreso de valores y derechos, a la construcción de una sociedad inclusiva y a la mejora de la calidad de vida, no solo de ellas mismas, sino de la sociedad en su conjunto.
Del 20 al 22 de octubre, reuniremos en la UJI a expertos de los más diversos ámbitos, para debatir sobre la autonomía personal, el papel de la educación, la participación ciudadana y la generación de valores desde la discapacidad. Nuestro objetivo es presentar ideas, experiencias y líneas de futuro donde la fragilidad corporal en sí misma y las personas con discapacidad aparezcan como protagonistas activas del desarrollo personal y social, no sólo para el colectivo sino para la sociedad en su conjunto.
Si volvemos a la pregunta inicial de este artículo, si miramos a nuestro alrededor, si pensamos en las personas conocidas, que con distintas discapacidades conviven con nosotros, nos daremos cuenta de la evidencia. Desde esa realidad, será mucho más fácil asumir que las personas con discapacidad apoyan, crean instituciones, realizan servicios… en definitiva, contribuyen al progreso y la calidad de vida de todos. Les invitamos a acompañarnos en este camino.
Fuente:EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO