• El aeropuerto instala un sistema que evita que estos viajeros tengan que moverse. Las personas con discapacidad aplauden el fin de una situación «denigrante».

A mediados de noviembre, este diario explicaba que la rigidez de los controles había derivado en una deserción en bloque por parte de los pasajeros que usan silla de ruedas. La decena de viajeros con discapacidad que semanalmente usaban el Puente Aéreo se pasaron al AVE porque, según explicaba José María Ballesteros, presidente de Cocemfe Catalunya, «la dignidad de las personas tiene que estar por delante de la seguridad». Ayer, AENA y el aeropuerto de Barcelona demostraron que existe un término medio, que vigilar la inmensa infraestructura y respetar a todo el mundo es posible, aunque cueste un poco de dinero. A partir de ahora, tres detectores de trazas de explosivos -dos en la T-1 y uno en la T-2- permitirán que la persona que debe pasar el control en silla de ruedas pueda permanecer sentada mientras un guardia civil pasea un algodón por la estructura metálica que luego somete a un aparato que husmea y decide.

VIGILANCIA CON RESPETO

AENA colocará otros ocho aparatos -la inversión total asciende a 361.000 euros- en Madrid, Palma de Mallorca, Málaga, Valencia y Tenerife, pero la capital catalana ha sido la primera en dar el paso. Antonio Guillén, presidente del Comité Catalán de Representantes de Personas con Discapacidad, explicó que la situación anterior era «inaceptable porque vulneraba la dignidad de las personas», y agradeció «el trabajo realizado por AENA con un dispositivo que aúna la seguridad y el respeto» a los viajeros con movilidad reducida. Manel Romero, miembro de la Fundación ONCE, recordaba «desgradables» experiencias personales y confesó que, llegado un punto, decidió «coger cuantos menos vuelos mejor».

El dispositivo también se usará con turbantes -era obligatorio pasarlos por el escáner-, escayolas y prótesis. Fernando Echegaray, director del aeropuerto, habló de «avance importante» para El Prat y admitió que esta era la «única barrera que quedaba por resolver para no incomodar a estas personas». Jordi Verger, jefe de la unidad fiscal y de seguridad, habló de un sistema «fiable, eficaz, seguro y rápido», aunque quedó la duda sobre cómo se detectará la presencia de dinero -no sería la primera vez que una silla va cargada de fajos de billetes- o droga.

Concepción Vinagre, coordinadora del Puente Aéreo, ha sido una de las personas que más de cerca ha sufrido los problemas derivados del férreo control de seguridad. «Perder todos los clientes en silla de ruedas fue muy duro desde el punto vista humano. Ahora, con esta iniciativa que es un logro personal de Echegaray, se demuestra que hay voluntad de resolver las cosas», resumió.

Fuente:EL PERIÓDICO