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Invitada por L’Oréal y el Cirec, la modelo que perdió sus piernas desde niña lanzó profundas reflexiones sobre la discapacidad y la necesidad de que la medicina converse con el diseño para crear prótesis.
“¿Qué es la belleza? ¿Cómo luce un cuerpo sexy? ¿Qué significa ser un discapacitado? Pamela Anderson tiene más prótesis en su cuerpo que yo y nadie la llama a ella discapacitada”, dice con gracia la atleta, modelo, actriz y activista Amiee Mullins, invitada a Bogotá por L’Oréal y el Centro Integral de Rehabilitación de Colombia (Cirec) en sus 35 aniversario.
Por años el proceso de superar una discapacidad fue comprendido como la necesidad de superar una pérdida, una desventaja, pero esta bella mujer ha sacudido la sociedad de sus manidas ideas y ha convertido sus piernas amputadas desde la rodilla —por una enfermedad que padeció desde sus primeros años de infancia— en lugar de empoderamiento.
Un lugar para ponerse piernas de atleta que se inspiran en los movimientos de un chita y batir así récords de atletismo y salto en los Paraolímpicos. Uno para usar piernas de vidrio, de un animal felino o de madera tallada como lo hizo en un desfile del diseñador inglés Alexander McQueen, en donde tentó los límites entre lo prostético y la moda, en donde además cuestionó qué cuerpo era susceptible de ser vestido con la alta moda.
No había una sola belleza, ni un único cuerpo que celebrar, parecía sugerir la modelo con sus actos que desafiaron luego los decálogos de las revistas de moda y que la llevaron a aparecer en las portadas de I-D y Dazed and Confused introduciendo nuevos temas, desatando reflexiones y cuestionamientos que la sociedad estaba pendiente de resolver en torno al que luce distinto, al que desafiaba los encarcelamientos del ideal de belleza.
“La conversación con la sociedad ha cambiado profundamente durante la última década. Ya no se trata de superar deficiencias, es una conversación más bien sobre el aumento, el potencial, una pieza prostética no representa nunca más la necesidad de reemplazar una pérdida, sino de que tenemos el poder de crear lo que queramos crear en ese espacio”, dice Mullins en su famosa conferencia en el portal TED.com ‘Cómo mis piernas me dieron superpoderes’, en donde además declara: “La gente que alguna vez fue vista como discapacitada, ahora puede ser vista como el arquitecto de su propia identidad y continuar cambiando esa identidad a través de diseñar sus cuerpos”.
Eso es lo que ha hecho esta rubia, que puede celebrar correr más rápido que cualquier aficionado, que puede además cambiar su altura, ser un día de 1,85 m y otro de 1,70 m, que puede incluso retar las ideas de lo humano y convertir sus piernas en esculturas usables que inspiren los sentidos y empujen las ideas de lo que es un cuerpo humano a límites insospechados como lo hizo, por ejemplo, de la mano del artista Matthew Barney en la película Cremaster 3, en la que sus piernas se volvieron dos bellas estructuras de vidrio en tacones.
¿Por qué no poner a comulgar la medicina prostética, con la poesía, con el diseño, con la moda y la robótica?, ¿por qué no romper esos encasillamientos para convocar a una amplia comunidad a que creen prótesis que desborden la idea de prótesis?, ¿por qué no celebrar esas gloriosas discapacidades que todos tenemos? Es la invitación que hace Amiee Mullins, es la que declara desde su cuerpo.
Angélica Gallón