Es la una de la noche, hace más de un año que no comparto con vosotros alguno de mis reflexiones. Para ser sinceros, hay días que me falta tiempo para respirar… Este hecho me hace pensar en las nadadoras olímpicas, y en su perfecta sincronía… España, ha salido victoriosa en esta modalidad… No puedo dejar de admirar, el tesón de los deportistas, su disciplina y esfuerzo por alcanzar la meta.
La natación sincronizada, es algo hermoso en el que cada uno de los miembros del equipo debe estar en perfecta sintonía con el resto. A mi me gustaría gustaría, que mi mente estuviera en perfecta sintonía con mi cuerpo en que fueran al mismo compás. Pero mi cuerpo es muy lento, la espasticidad contradice cada uno de los movimientos que ordena mi cerebro. En cambio, mi mente es rápida cual gacela y no puede estarse quieta. Cada año estoy metida en más actividades… cada año, me propongo pisar el freno pero ¡1000 millones de /cosas interesantes me llama la atención! Algunas me seducen de tal forma que no puedo dejar de involucrarme y entonces es cuando de nuevo mi cuerpo me reclama que pare. La fatiga me invade de forma irremediable… Pero mi mente caprichosa, sigue queriendo más y más insaciable de seguir aprendiendo…
Lo cierto es que un encuentro equilibrio entre mi mente y mi cuerpo debo procurar un pacto entre ambos.. ¿pero cómo se hace? Todo el mundo, comenta que debo aceptar mis limitaciones físicas. No las niego, ahí están ¿pero debo permitir que frenen mi vida? ¿Debo de escoger entre todas mis inquietudes aquellas que me suponga menos esfuerzo? ¿Debo rendirme ante la evidencia de que voy por encima de mis posibilidades?
¿Cómo encontrar el punto medio entre no terminar agotada y seguir construyendo la vida que quiero vivir intensamente?
¿Os habéis visto en esta tesitura? ¿Cuáles vuestro truco?
Lo cierto es que en días como hoy me gustaría ser una de esas nadadoras expertas en ejecutar con una belleza y sincronía sin igual cada uno de sus movimientos.