Foto Mayte SánchezMi nombre es Mayte y a través de este escrito quiero presentarme, ya que desde algún tiempo colaboro con la Asociación Convives con Espasticidad realizando procesos de coaching.

Percibimos que varios clientes no sabían que era exactamente el coaching. Por eso la Junta Directiva de la entidad me ofreció escribir una columna sobre coaching, autodescubrimiento y temas relacionados. Esto me entusiasma y agradezco esta gran oportunidad de poder expresarme.

La idea de estos escritos se basa en compartir reflexiones que nos inviten a dar pequeños pasos de autodescubrimientos que nos posibiliten acercarnos cada día más a nosotros mismos y brindarnos así la oportunidad de saber qué deseamos y buscar opciones para ir avanzando.

Aunque  me encantó la idea de escribir, confieso que sentí una primera sensación de bloqueo. ¿Por dónde empezar? Y así fue cómo surgió este primer post que se basa en explicar porqué decidí especializarme  en coaching para personas que conviven con la discapacidad y muy especialmente en las personas que conviven con la espasticidad…

El segundo día que coincidí con ella en clase, estuvimos comentando algunos temillas y, de repente, de forma muy directa me preguntó ¿Oye, cómo es que me tratas así…,como muy normal? Cientos de golpes de pensamiento en mi cabeza intentando recordar que había dicho, que había pasado en los últimos minutos, eso que oía, era bueno o malo, no sabía qué pensar y no me quise quedar con la duda,

– ¿Normal? Exactamente, ¿A qué te refieres? 

– No sé, es que lo habitual es que la gente no se comporte así conmigo

-¿Por qué?, ¿Te tenía que haber tratado de otra manera?

– No, no, todo lo contrario, es así como me siento a gusto. Pero es muy difícil que alguien que me acaba de conocer me trate con esta naturalidad.

Y me quedé todavía más perpleja. Simplemente me relacioné con ella igual que con todo el mundo y, quizás por ello, no entendía qué me quería decir y estaba buscando la razón. Claro que sabía que se refería a su discapacidad y claro que yo era consciente de ello, pero igual que yo agradezco ayuda si la necesito, supongo que pensé que lo natural era recoger lo que se le había caído, dárselo y aprovechar para hablar y conocer a una nueva persona.

Han pasado ya cinco años y hemos tenido ocasión de compartir muchos momentos en los que poco a poco he ido percibiendo aquello a lo que se refería. Por cierto, hoy es una de mis mejores amigas, y de las personas que más admiro.

 Lo desconocido puede causar un efecto de bloqueo, de inseguridad, de no saber qué hacer y esto le pasa a algunas personas cuando tienen que interactuar con personas que tienen discapacidad. Ese primer momento puede  «asustar», hace que el comportamiento no sea natural.  La persona que tiene una discapacidad lo percibe y, posiblemente, lo traduzca en rechazo por parte del otro y lo que podría llegar a ser un cordial momento social se convierte en un momento de tensión para ambas partes.

La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido. (Howard Philips Lovecraft).

¡Convirtámonos en exploradores, vayamos hacia lo desconocido, y según nos vayamos acercando iremos superando nuestros miedos!