La neurorrehabilitación infantil debe ser concebida como un proceso destinado a lograr los mayores niveles de independencia posible cubriendo las diferentes áreas de necesidad: salud física – motricidad, autonomía personal-vida doméstica, personalidad-emoción, comunicación, relaciones personales-vida comunitaria-ocio, aprendizajes funcionales, creatividad.
Es esencial la incorporación de la familia como papel importante para conseguir la adaptación de ésta a las necesidades del niño, complementando y reforzando el tratamiento en el manejo del niño en su hogar. Así el tratamiento debe tener en cuenta la naturaleza biopsico-social del individuo, la familia y la sociedad.
Existen múltiples alternativas terapéuticas, pero hasta el momento, no existe evidencia sólida que respalde la indicación de un tipo de terapia de rehabilitación motora por sobre otra. Esto no significa que se deba negar a los niños con trastornos del desarrollo una intervención motora y dejarlos a su evolución natural (con el riesgo de deformidades, contracturas, acentuación del retraso psicomotor, etc.) sino que por el contrario, la indicación de una terapia debe ser basada en objetivos funcionales y adaptativos, incluir al niño, a la familia y a la escuelas, siendo prioritaria la reevaluación periódica de los resultados en forma crítica.
Los aspectos básicos de la neurorrehabilitación infantil se resumen en:
- Precocidad en el tratamiento: La Fisioterapia empieza desde los primeros días de vida y continúa a lo largo de la adolescencia y edad adulta.
- No hay tratamientos estándares. El tratamiento se debe realizar a medida del niño y de su entorno, de acuerdo a sus necesidades específicas.
- Valoración biomecánica: El análisis del movimiento es una herramienta clínica que permite conocer la marcha del niño para establecer el plan de tratamiento desarrollado por los especialistas y así maximizar sus habilidades físicas y lograr una mejora de salud – bienestar durante su crecimiento. Se debe realizar previa a la toma de una decisión clínica, como por ejemplo cirugía ortopédica o administración de toxina botulínica; previa a la elección de una ortesis; para valorar resultados de intervenciones quirúrgicas, terapéuticas o farmacológicas, como en la espasticidad; para conocer el progreso funcional de la marcha o del movimiento.
- Confección y colocación de sistemas de adaptación para ayudar al niño a mejorar la función de la vida diaria y prevenir las alteraciones musculoesqueléticas derivadas de las fuerzas musculares anormales (asientos pélvicos, férulas, bipedestadores, andadores…)
- Terapia física: Encaminada a mejorar la condición física, intentando conducir al niño hacia la adquisición de esquemas motores lo más normalizados posibles, siempre con un objetivo funcional de manera que pueda integrarlos en sus actividades de la vida diaria.
- Ejercicio físico, deporte adaptado: Facilitar la actividad funcional mediante el ejercicio (juego) desde edades tempranas para mantener los músculos activos. Entrenamiento de la fuerza muscular para estimular el crecimiento, disminuir la fatiga y mejorar la coordinación. La práctica de deporte desde edades tempranas tiene el objetivo de fomentar un estilo de vida saludable que no sólo proporcione beneficios desde un punto de vista físico, sino también en la autoestima, interacción social y desarrollo de habilidades.
Por lo tanto, a la hora de elegir un tratamiento no hay que buscar una terapia en concreto, sino un centro y unos profesionales que reúnan los aspectos fundamentales citados anteriormente de la neurorrehabilitación infantil.
Ana Sebastiá Mengod
Fisioterapeuta de AVAPACE (Asociación Valenciana de ayuda a la parálisis cerebral)