Las alteraciones del movimiento son uno de los problemas del paciente con lesiones del sistema nervioso central. Dentro de todas ellas, los trastornos de la marcha ocupan un papel importante. La deambulación y el tremendo impacto de estas alteraciones en la calidad de vida hace que sea de gran interés estudiarlas en profundidad y con la precisión necesaria como para establecer un correcto diagnóstico que facilite el acceso al mejor tratamiento. Para conseguirlo, los avances tecnológicos han jugado un papel imprescindible. En el momento actual contamos con complejos sistemas de captura de movimiento que nos ayudan a determinar con gran precisión qué estructuras del aparato locomotor son las implicadas en el problema de marcha y cuales son compensaciones que no requieren tratamiento.
Además de ayudar en el diagnóstico, el análisis tridimensional del movimiento es una herramienta de gran interés en la investigación. Nos ayuda a conocer mejor la enfermedad y el resultado de las diversas terapias ofertadas.
Para hacer una de estas pruebas es necesario que el encargado de realizarla coloque una serie de marcadores adhesivos en el cuerpo, por lo que es recomendable vestir un traje de baño. Estos marcadores pueden ser activos (emiten una señal) o pasivos (recogen una señal emitida por unas cámaras). Se colocarán siguiendo un estricto protocolo que se elige en función de las características de la persona que va a caminar. Una vez colocados los marcadores la persona caminará por el laboratorio. En función de la información que se busque se realizará un número concreto de paseos, aunque lo normal es realizar una media de 10 en un área de trabajo de unos 10-12 metros.
Toda la información recogida se puede integrar con la información de sistemas de electromiografía dinámica de superficie. Esta prueba consiste en la colocación de unos electrodos que recogen la actividad muscular durante la marcha.
En el suelo de los laboratorios de análisis del movimiento se pueden encontrar integradas plataformas para el análisis de las fuerzas con las que pisamos el suelo. Los estudios se graban en video con cámaras de alta velocidad que permiten ver posteriormente a la persona caminar a velocidad muy lenta.
Con toda la información se elabora un informe de marcha que incluye cinemática (cómo nos movemos), cinética (por qué nos movemos así) y electromiografía de superficie (qué músculos son los responsables).
En el contexto clínico de las personas con espasticidad se deben emplear este tipo de pruebas antes y después de cualquier tratamiento, especialmente de aquellos que implican cirugía (bien sea neurocirugía o cirugía ortopédica). No obstante la correcta selección de músculos para infiltraciones con toxina botulínica, la elección del tipo adecuado de ortesis o la elaboración de programas de fisioterapia a medida son otras aplicaciones clínicas del análisis tridimensional de la marcha que debemos tener siempre en mente.
En resumen, el análisis de la marcha es una herramienta que nos resulta tremendamente útil para hacer un diagnóstico más preciso y seleccionar el mejor tratamiento posible para cada persona.
Sergio Lerma Lara.
Fisioterapeuta del Laboratorio de Análisis del Movimiento del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús.
Profesor e investigador del CSEU La Salle- UAM.
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