Como vemos a diario, la tecnología avanza cada vez más, en muchas ocasiones mejorando la calidad de vida de las personas en general y de las personas con discapacidad en particular.
Hoy en día encontramos desde prótesis o ayudas técnicas hechas con tecnología 3D, hasta domótica que nos permite interactuar y manejar los elementos de una casa desde un solo dispositivo móvil adaptado a nuestras necesidades, como es el caso de pisos piloto como el del CRMF de San Fernando en Cádiz.
Pero, al contrario de lo que pueda parecer, la creación de aplicaciones que nos pueden ayudar, no reside sólo en técnicos informáticos o programadores. Sino que, la necesidad de familiares o de las propias personas con discapacidad puede llevar a intentar crear sus propias apps gracias a servicios que permiten el diseño de aplicaciones sin tener que saber casi de programación. Quizás esto surge porque aún falta un empujón para que toda la tecnología se haga pensando en el diseño para todos.
Es el caso de padres que han hecho aplicaciones para sus hijos con discapacidad, como el caso de un padre de un niño con autismo, que ha desarrollado una aplicación para teléfonos móviles, denominada ‘Gueopic’ para ayudar a las personas con dificultades de comunicación. O el caso de Xavier, persona con diversidad funcional debida a una poliomielitis, que ha adaptado y se ha acoplado un patinete eléctrico en su silla de ruedas que se llama handiwheel.
Es por esa necesidad que a mí también, como persona con parálisis cerebral, aparte de que una de mis aficiones es ser autodidacta y aprender a hacer cosas nuevas, me surgió la idea de hacer aplicaciones, en principio, por una necesidad propia, cuando me di cuenta que necesitaba un sistema de comunicación aumentativo y alternativo. Hasta entonces, era reacia a utilizar uno, pero la verdad es que me percaté haciendo de voluntaria precisamente en un Congreso de sistemas de comunicación alternativos, donde hasta entonces sólo llevaba un abecedario de papel hecho por mí, que se quedaba corto.
De ahí surgió la idea de crear una aplicación en base a mis necesidades pero que, al mismo tiempo, pudiera ser útil para otras personas. Y de esta forma, nació la segunda, también en base a las necesidades de otra persona cercana a mí.
Así, poco a poco, en los ratos libres voy creando aplicaciones y programas sencillos según las necesidades que me voy encontrando en la vida diaria y en mí entorno.
Como no soy ni informática ni programadora, sólo me atrevo a compartir lo que tengo en cuenta a la hora de crear estas aplicaciones y programas.
En este sentido, parto de los siguientes aspectos:
- a quien va dirigido.
- la necesidad que tiene que cubrir.
- que el diseño sea sencillo y claro.
- y los botones accesibles y adaptados a la población diana.
Dado que creo que el principio de diseño claro y sencillo puede hacer una app accesible para todos.
Así, algunas de las aplicaciones y programas que de hecho ya existen en el mercado, pero de forma estandarizada, muchas veces sin pensar en este diseño para todos. Dado que, la mayoría de ellas se diseñan con botones pequeños que dificultan el acceso a personas con espasticidad, poco gráficos, sin etiquetado o sin posibilidad de personalización, lo que obstaculiza la utilización para algunas personas de este colectivo.
Cabe señalar que frecuentemente la simplicidad puede ser de mucha ayuda para las personas con espasticidad. Dado que, por nuestra rigidez, distonías y poca precisión de movimiento, la amplitud y los botones grandes pueden mejorar nuestro manejo dentro de una app.
La incorporación del lector de texto a voz y el reconocimiento de voz también pueden ser complementos de fácil implementación y que pueden representar una gran ayuda para las personas con espasticidad, con poca movilidad o baja visión, pero con un habla clara que le permita interactuar con la aplicación a través de la voz.
Como podemos comprobar, en estos casos, no es necesario grandes adaptaciones para que las personas con espasticidad puedan acceder a cualquier aplicación. Más bien son complementos que pueden beneficiar a cualquier persona. Y eso, en definitiva, es lo que se conoce como diseño para todos.
Vanessa Fuentes
Psicóloga, integradora social, formadora y tecnopedagoga