Foto Claudia TecglenEl verano es una época que asociamos a diversión, vacaciones, cambio de aires etc. Pero lo cierto es que no es así para todo el mundo. Muchas personas y familias con discapacidad la planificación estival se puede llegar a convertir un auténtico estresor, por diversos motivos algunos de ellos:

El calor puede incrementar la fatiga y con ello el funcionamiento de la persona con discapacidad/ espasticidad. Es esencial mantenerse bien hidratado y vigilar algunos signos de alerta:

  • Orina muy oscura tras las primeras horas del día.
  • Sed o hambre extrema, a veces el organismo confunde la sed con el hambre.
  • Adormecimiento.
  • Dolor de cabeza.

En verano, perdemos más líquido y la hidratación es fundamental para nuestro organismo desde las células hasta los músculos, pasando por las articulaciones.

Si no estamos bien hidratados tendremos menos energía y no podremos disfrutar del verano. Hay que tener en cuenta que el gasto energético de una persona con espasticidad es mayor que el de una persona sin discapacidad al realizar cualquier actividad.

En verano la soledad se hace más presente y esto es extensible también a nuestras familias. Sin llegar a ser una ley matemática, sí que es muy habitual, que nuestras agendas repletas de terapias y tratamientos, lo que puede llegar a comprometer nuestra vida social. Por ello, debemos agendar tiempo para el ocio durante todo el año. Para ser productivos y rendir en cualquier actividad necesitamos un tiempo de desconexión. Esto es una realidad de oro para nuestro bienestar, que a menudo solemos olvidar.
Cuando en verano nuestras obligaciones se paralizan y no disponemos de alternativas podemos llegar a sentir una especie de «vacio». Para no caer en una espiral y quedarnos encerrados en casa, es bueno tener en cuenta los recursos propios, la red de apoyo, recursos de la comunidad un ejemplo de este último caso son las vacaciones diversas asociaciones para personas con discapacidad.

Foto de una mujer con sombrero en la piscinaPuede ocurrir que no queramos ir de vacaciones en grupo con otras personas con discapacidad, no es una obligación y es perfectamente legítimo decidir cómo y con quién queremos pasar las vacaciones. Si algo sabemos las personas con discapacidad y nuestras familias es que organizar unas vacaciones accesibles no es ni sencillo, ni barato. Aquí os recomiendo leer este artículo. Además, siempre podemos recurrir a agencias, si somos previsores nuestro bolsillo lo agradecerá. Si bien es cierto que hay agencias especializadas en turismo accesible, muchas veces pueden incrementarse los costes. Cuando nuestro presupuesto es ajustado lo más razonable es consultar varias opciones. Cada vez, son más las agencias de barrio que se interesan y ocupan por el turismo accesible. Afortunadamente, la concienciación social va aumentando y la oferta turística cada vez es más variada. Eso sí, debemos dejar claro nuestras necesidades.

Terapias intensivas veraniegas: muchos padres optan por esta modalidad para sus hijos con discapacidad. Cada caso es un mundo y hay que tener en cuenta las circunstancias de cada uno. Valorar costes y beneficios sin olvidar que para que el cerebro siga aprendiendo y el cuerpo funcionando todos necesitamos un descanso. Afortunadamente, cada vez más especialistas apuestan por la fórmula TERAPIA + JUEGO = MEJORES RESULTADOS. En el boletín anterior os poníamos el ejemplo de los campamentos de nuestros amigos Arquitectos de Sonido.

Si por diversas circunstancias no nos queda otra alternativa que quedarnos sin casa y seguir la rutina. Es importante:

  • Realizar pausas para el disfrute (por pequeñas que sean).
  • Hacer listados de los motivos por los que somos afortunados ¡La vida siempre merece la pena vivirla! Y siempre tenemos muchos motivos para sonreír. ¡No permitamos que se nos olviden!
  • Apunta también los momentos especiales, en momentos de bajón tener esta pequeña lista mano puede sernos muy útil.
  • Aprovechar el tiempo libre para buscar nuevos retos y oportunidades de aprendizaje.
  • No olvidar que no siempre podemos cambiar los hechos, pero si nuestra actitud ante ellos. ¡A veces, la mejor arma para espantar las tristezas es una gran sonrisa!

 

Claudia Tecglen

Presidenta de Convives con Espasticidad y Psicóloga
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