Mi nombre es Carla tengo 43 años y mi vida era “normal” hasta que de repente un día sufrí Un ictus. Claudia, presidenta de Convives y psicóloga, me comentó que el día 29 se celebraba el Día Internacional del Ictus y me preguntó si me apetecía escribir sobre todo aquello que pienso que no se visibiliza y que se desconoce sobre el ictus.

La verdad es que en los aspectos médicos el diagnóstico y el protocolo fueron rápidos y acertados, al menos en mi caso. Creo que existe un código ictus para adulto bien establecido. Sin duda, esto es importante ya que de ello depende en gran parte nuestra calidad de vida.

Entre los tratamientos que yo recibo o he recibido se encuentran, entre otros:

  • Fisioterapia
  • Logoedia.
  • Terapia Ocupacional.
  • Toxina botulínica.
  • Neuropsicología
  • Fármacos.

Los resultados han sido buenos y mi calidad de vida y funcionalidad desde el comienzo de esta lucha hasta ahora han mejorado considerablemente. Supongo que no me puedo quejar he conocido a personas y familias que están mucho peor que yo.

¿De qué no habla la gente?

En primer lugar, nadie se puede imaginar lo caro que resulta tener una discapacidad. Tener una vida digna y una buena calidad de vida tiene un coste no apto para todos los bolsillos. No todos los tratamientos los cubre la seguridad social o no con la frecuencia que se necesita. A ello hay que sumarle las adaptaciones de la casa, la asistencia personal y un sinfín de gastos necesarios para poder gozar de cierta autonomía.

Las personas no hablan, o mejor dicho hablamos, de que hay un antes y después, nada vuelve a ser igual y tú no vuelves a ser la misma.

Tampoco se comenta que a lo mejor hay días que te miras al espejo, si es que ese día te animas a hacerlo, y no te reconoces.

Lo cierto es que hasta que no te toca convivir con discapacidad, no te das cuenta de que muchos impedimentos o dificultades surgen de la falta de accesibilidad del entorno. Tampoco hablan de  que el ictus o la discapacidad sirve de filtro, como dice Claudia, y te ayuda a distinguir a los amigos de verdad, a los condicionales, esos que sí merecen la pena ¿Todo no iba a ser malo?

Foto de una mujer sonrriendo

Y ahí es dónde quiero llegar, no todo es malo. ¡La vida continúa! Si hay cambios, algunos muy duros, pero el ictus también te pone a prueba y te ayuda a descubrir tus fortalezas. ¡No es fácil, pero sí es posible!

Y es que nadie habla de la FELICIDAD tras el ICTUS.

Hoy a mi me apetece hablar de ello. Tengo que dar las gracias por estar viva, por poder contar con los míos, porque poco a poco voy recuperando la sonrisa….

Sí, me apetece hablar de felicidad e ictus y brindar por el camino que me queda por recorrer que, cómo me dice Claudia,  cada vez estoy más convencida de que estará lleno de vivencias maravillosas y no sólo de dificultades.

No quiero terminar este artículo, aunque me mate, sin darle las gracias a ella… Por el acompañamiento psicológico que me brinda y por estar siempre ahí.

p.d No pongo foto porque espero con este escrito dar voz a más personas.

Carla, superviviente de ictus que empieza a celebrar su nueva vida.