Foto Dario FernándezEl juego es muy serio. El jugar es una actividad primordial y fundamental para el desarrollo psicosocial del niño. Es imprescindible para la madurez de su personalidad. Cumple múltiples funciones: estimula la creatividad, compensa deficiencias y limitaciones de la vida real a través de la fantasía. Mediante la imaginación descargar emociones, preocupaciones y temores. Con los juegos de reglas, aprende a compartir, respetar turno, ganar, perder, disfrutar, socializarse. Con el juego el niño se juega mucho.

Debemos elegir bien. El instrumento para el juego es el juguete, aunque también es posible el juego sin juguetes. De hecho, el mejor juguete para un niño son sus padres. Jugar a hacerse cosquillas, al “veo veo”, a las adivinanzas, a las rimas, a encadenar palabras. El criterio para la elección del juguete no puede ser  solo la edad cronológica. También hay que tener en cuenta:

La seguridad, con la marca CE, etiquetado, sin tóxicos, ni piezas que se puedan tragar los pequeños, sin puntas, de bordes redondeados, sin posibilidad de acceso a su relleno, bien cosido, debidamente etiquetados. No se la jueguen con el juguete. Consultar “Guía del juguete seguro” del Instituto Municipal de consumo del Ayuntamiento de Madrid

-Su nivel de desarrollomadurez intelectual

Los gustos del niño. Atención si se “emperra” en uno que ha visto por la tele, mejor llevarlo a la tienda para que lo vea en realidad sin los efectos especiales de la tele. Evitará decepciones el día del estreno.

Los rasgos de personalidad del niño. ¿Es inquieto, impulsivo? Un juguete que no le excite, que le ayude a centrar su atención. Juegos de reglas para que aprenda a controlar impulsos, a esperar su turno, a perder. ¿Es muy tímido e inseguro? Un juguete adaptado para compartir: parchís, oca, cartas de familias… juegos de estrategias. Entrenan en la resolución de conflictos y en la toma de decisiones que decidirán el desenlace de la partida: vencedor o ganador.

El afecto. Muñeca o muñeco. El que él elija. Los juguetes no tienen sexo.

Los juguetes bélicos. Transmiten valores no democráticos: ley del más fuerte, solución del problema por la fuerza. Procurar evitarlos. Si el niño los usa no dramatizar. No son predictivos de futuros asesinos. Reaccionar contra agresivamente no reprimiendo ni prohibiendo si no llevándole al mundo de la razón y enfrentándole a las consecuencias de sus actos. “Si haces eso (disparar y matar, clavar la espada/herir”  ¿Qué  crees que pasaría después?

Tan importante como el juguete es lo que le rodea.

-Un lugar para jugar, con un sitio para guardar los juguetes, para sacar sólo los que se van a usar, para recoger al terminar, para inculcar el orden y responsabilizarse del cuidado de sus cosas. Un baúl incita a volcarlos todos y recoger encestando. Un cajón no.

Darlos espaciadamente. Que los use hasta que dejen de llamarle la atención. Todos juntos excitan. Esto está contraindicado en los niños con déficit atencional. No sabe en cual centrarse. Guardarlos en alto, fuera de su alcance. Ir retirando y reponiendo.

-Papel de los padres. Organizar el entorno. Facilitar compañeros de juego. Hacer proposiciones, pero no dirigir el juego, ni intelectualizarlo ni hacerlo esclavo de las reglas. Facilitar el juego libre. Ayudar a elegir el juguete. ¿Siempre quiere ganar? ¿Tiene mal perder? Ayudarle a tolerar frustraciones. Dejarse ganar alguna vez pero también incitarle a que analice por qué perdió, que una derrota no es la muerte, que siempre se puede empezar de nuevo echando otra partida. Cada vez que pierda tiene que suponer un aprendizaje de una nueva estrategia. Incitarle a que se centre en el proceso del juego, no  el resultado final de la partida. Lo importante es  lo bien que se lo pasa jugando, no lo que se gana. En realidad, no se gana ningún trofeo. Para los que siempre quieren ganar, llamarles la atención en la mitad de la partida  haciéndoles ver lo bien que se lo están pasando mientras juegan. Y cuando pierda concienciarle de que  “no está todo perdido”, que una derrota no es la muerte, que siempre se puede echar una nueva partida

Por lo tanto, el juguete ideal el que esté bien construido, seguro, que dure mucho tiempo, que estimule su imaginación, que sea versátil y se pueda usar de muchas maneras, que crezca con el niño.

No queremos terminar este artículo sin señalar que está demostrado que el juego es una gran herramienta terapéutica para los niños con discapacidad. Los videojuegos por ejemplo, están abriendo nuevos caminos en el campo de la neurorrehabilitación. Desde Convives con Espasticidad estamos muy orgullosos de colaborar con la investigación Enlaza, dirigida por el Dr. Sergio Lerma, Decano de la Facultad de Fisioterapia  de la Universidad de La Salle, y patrocinada por la Ramon Molinas Foundation.

Jirafa de juguete

 

Dr. Darío Fernández Delgado
Médico de familia, psicólogo clínico y logopeda
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